Según los Mayas mañana se acaba el mundo.
Si esto fuera cierto, si fuera tu último día con vida, si supieras que son tus últimas horas, ¿que harías?
- Reiría hasta que me doliera la barriga.
- Lloraría hasta que no pudiera más.
- Comería y bebería todo aquello que no se puede
en exceso.
- Bailaría hasta que me dolieran los pies.
- Cantaría hasta quedarme afónica.
- Abrazaría a cada una de las personas que
me encontrara por el camino.
- Escucharía todas mis canciones
favoritas.
- Me bañaría en el mar.
- Subiría a la montaña más alta.
- Olería cada una de las flores.
- Correría hasta que no pudiera más.
- Leería hasta que me escocieran los ojos.
- Volvería a ver todas las fotos de mi vida.
- Les daría un beso a cada uno de mis
amigos, a todas esas personas que han hecho que sea mejor persona, a las que me adoran y a las que nunca se olvidan de mi.
- Llamaría a todos los que me han
demostrado que la distancia no impide quererse.
- Escucharía las historias de mis abuelos,
de su juventud, de todo lo que podrían haber hecho y todo lo que les ha quedado por
hacer.
- Comería con mi familia entre risas y
bromas, como lo hemos hecho siempre, felices de poder estar todos alrededor de
la mesa.
- Les dedicaría un primer te quiero a todos aquellos que por verguenza, porque ya lo saben o simplemente porque no he tenido la oportunidad no se lo he dicho nunca.
- Te pediría que cumplieras mi último deseo, pasar el resto de mi
vida contigo.
¿Hay que esperar a que nos digan que el
mundo se acaba?
Vivir cada día como si fuera el último no
es una utopía, es un forma de vida, disfruta de los pequeños placeres que te da la
vida. Solo hay una vida y es toda TUYA.
Nerea.
Siempre es difícil marcarse un objetivo,
tener claro hacía donde vas y saber cual es el destino final de tu
camino.
Cada persona tiene una vida, una vida que
va cambiando constantemente, que te hace coger desvíos, caminos y carreteras
según la situación. Tú eliges hacia donde vas, hacia donde te mueves y cual es
el mejor camino para ti.
Lo mejor de ser caminante es todo lo que
encuentras por el camino; las experiencias, las dificultades, los progresos...
pero sobretodo, lo mejor, son los acompañantes. En todo camino hay gente que te
acompaña, que te ayuda y te anima a seguir. Muchas veces comparten contigo una
parte del mismo objetivo marcado y esto crea una unión covalente, ya que al
compartir una parte del objetivo común cuando uno va hacia una dirección el
otro se ha de mover contigo hacia la misma, es la única manera de lograr el
objetivo, moviéndose todos al mismo compás.
Esto es lo que hace que tus acompañantes
muchas veces acaben siendo tus compañeros o amigos, amigos que caminaran junto
a ti sin olvidar su objetivo individual. Llegara un momento en que el objetivo
común se desvanezca, bien porque alguno decida que ya lo ha conseguido, bien
porque no quiere seguir por ese camino o bien porque para lograr su objetivo
individual tiene que coger un desvío.
Y vuelves a emprender el camino solo, con más
experiencia y sabiduría, pero con nuevos retos y dificultades. Y justo en ese
periodo de tiempo, cuando vuelves a quedarte solo, te das cuenta de que en tu
camino anterior has ido plantado un montón de simientes que han ido crecido y han dado sus frutos, frutos que irás recogiendo en
tu nuevo camino.
Nerea.