Harley y chupa de cuero.

Llegó en el momento que menos te lo esperas, cual torbellino, con chupa, pelo largo y Harley Davidson. Todo en él me intimidaba, su cabreo por llegar tarde, sus tattos y aquel ruido enorme que hacía su moto. Pero por suerte las apariencias son solamente eso, apariencias. Y las apariencias cuando conoces a las personas se disuelven como la sal en el agua, la notas pero ya no la ves.

La gente se guía por las fachadas de las personas, es difícil intentar no influenciarse por ellas, ya que para eso existen, cada uno refleja lo que quiere que se haga visible en él mediante ellas. Pero detrás de toda fachada hay una persona, de piel, huesos y sobretodo corazón. Sólo si llegas al corazón se puede juzgar a una persona, todo lo bueno y lo malo de ella esta escondido allí, cerrado con llave en un cofre tan minúsculo que hay que tener mucha paciencia hasta encontrarlo. Por eso la gente se cansa y juzga antes de encontrarlo. No vale la pena, con su postura, su forma de hablar y sus vestimentas tienen todo aquello que necesitan saber, aquella persona no les interesa en su vida porque la fachada no se asemeja a la suya. Es más fácil buscar alguien semejante a él, a su estilo...

¿Y todo lo que pierdes por no intentar descubrir todo lo que hay detrás de personas "diferentes"? Y si detrás de toda aquella fachada solo se quiere esconder la persona más maravillosa que te hayas encontrado jamás? Te quedarás sin saberlo sólo por juzgar las apariencias...

Lo peor de todo esto es que no solamente nos fijamos en los estilos, tu puedes escoger ser punk, heavy, pijo, gótico... pero no puedes elegir pertenecer a una raza o otra, aquí reside el mayor problema. El rechazo o el simple hecho de no intentar conocer a gente de otros orígenes por el simple hecho de pertenecer a una raza diferente a la tuya. Nos limita  en cultura, conocimiento y relaciones.

Intentemos abrir un poco más nuestros pensamientos y nuestras barreras, y así sabremos, aprenderemos y podremos juzgar a la gente por aquello que más les caracteriza, por ser personas.

Aunque he de admitir que empezar a llamarte "tito" me pareció raro ahora sería imposible llamarte de otra manera. Eres mi "tío político" y en cambio es con el que más relación tengo. Creo que sólo dejaría de hablar de mío tío si dejaras de escuchar tú música heavy, de ser un enamorado de la Barceloneta y de adorar tus motos, porque sin eso ya no serías tú. Disfruta de tu cuadro, tito.



Nerea.