Para mí es todo lo contrario, los miércoles són el mejor día de la semana, me despierto de buen humor, el sol brilla aunque el cielo se levante nublado y el reloj avanza miéntras me acerca cada vez más a la hora deseada.
Son las cinco, salgo del trabajo, cojo el coche y voy hacía el mar. Me encanta el trayecto en coche, disfrutar de la brisa marina que entra por la ventanilla y sentir el anhelo hacia mi pueblo mientras me dirijo a él. Llego a casa de mis padres (es raro cambiarle el nombre a la que siempre ha sido tú casa), un besito a todos, un café rápido, y paseito por las calles donde hace muchos años sólo vivían familias de pescadores.
Entro a clase y el mundo cambia, me esperan dos horas entre colores...
Esta tarde entre el rojo y el verde.
Nerea.
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